Aprovechando un descuido del jefe, le hemos fotografiado la mesa de trabajo: clasificación de monedillas, extracción de las extranjeras (para "venta" a coleccionistas) y empaquetamiento para posterior traslado al banco (este viaje será de no menos de 9 kg de metal*)
Un ojo avispado al ver la lupa y las gafas podría deducir que el currante en cuestión dejó los 20 años atrás. Ligeramente atrás. O no tanto.
*Actualización: al final fueron 8,5 kg en monedas, que adquirieron este aspecto tan ordenadito:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario